Está documentado que ya en el Siglo de Oro, con ocasión de las bodas populares, se elaboraban en España unos bollos en forma de rosca, como por ejemplo el célebre "Bollo Maimón de Salamanca", también llamado "Rosca de Bodas"). Tras el banquete de bodas, estos bollos servían de motivo para "bailar la rosca" a su alrededor, que como galanía bailaban los mozos para ganarse la simpatía de las mozas. De aquí podría venir la expresión "hacer la rosca", en cuanto se refiere a que se trata de halagar y quedar bien para conseguir algún fin.